Adornos.

24.4.12

Volver a la niñez.

Regresar a esos años en los que nuestra única preocupación era con quien nos poníamos de pareja en el autobús cuando íbamos de excursión. Donde nuestra única meta era ser la última persona encontrada cuando jugábamos al escondite. Donde teníamos cuatro largos meses de vacaciones y se nos hacían eternos, estábamos deseando volver al cole. Donde los exámenes eran unir una serie de puntos para formar un divertido dibujo. Aquellos años donde el castigo más grande era quedarte sin tarta de chocolate o no ver tus dibujos preferidos. Esa infancia donde no eras consciente de si estaba siendo mala o buena, si en un futuro significaría algo. Esos años en los que solo reías y no sabias demasiado de lo que había a tu al rededor. Años en los que tan solo llorabas por ese caramelo que te quitaban de la boca. Lastima que se tenga que dejar de ser un niño, y nos demos cuenta por la forma de reaccionar y de enfrentarnos ante los problemas. 


Aun que a veces nos comportemos como un autentico niño.

23.4.12

No te rindas!

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber. No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.



16.4.12

Y es que, de vez en cuando, uno más una, son dos.

Ella no es más que una chica de la ciudad, una más del montón, con muchos sueños por cumplir, quizá demasiados. Con unos ojos castaños que dejarían indiferente a cualquiera, con un carácter propio de una niña de catorce, quizás quince años. Con un pelo que, a pesar de haberlo trabajado horas y horas, se rebela y se enreda ligeramente a lo largo de su recta espalda, machacada por tantas y tantas horas de sacrificio, pero que al fin y al cabo no muchos saben apreciar.. Le podemos llamar una, porque de hecho lo es, es una más.
Ah, y bueno, donde hay un ella, hay un él... qué decir de él; un chico común, uno más, de esos que ves por la calle un día sí, otro también. De esos que juegan al fútbol en un equipo en el que quizás nunca ascenderán, de esos que tienen unas pestañas que una chica mataría por tener, aunque nunca nadie repare en ello. Sí, de esos chicos que, a pesar de machacarse con eso cascos a volúmenes considerables a diario, siguen conservando su cerebro. Es de esos que pueden pasarse tardes enteras jugando a la Play Station y bajándose porno por internet, y que, de hecho, lo hacen. Le podemos llamar uno, porque de hecho lo es, es uno más.


Así es como, de algo corriente, cotidiano, común, emerge algo extraordinario. Le podemos llamar amor, porque de hecho lo es.

Y es que, de vez en cuando, uno mas una, son dos.

No tengo una ciudad llena de palabras, pero si de sentimientos.

Soy pequeñita, pero tengo un aeropuerto lo suficientemente grande para dejar aterrizar a cada una de tus sonrisas, y no tengo miedo, no tengo miedo a los kilómetros de distancia, ni a los milímetros que separan nuestras bocas antes de perder el control. Quizás solo se trata de buscar un poco de calor en una ciudad que tirita de frio, de poner los sueños por encima de la luna, es más que deseo, mas que mis sabanas te echen de menos esta noche, es la persona perfecta en el momento adecuado una explicación complicada apta para corazones excesivamente felices. No sé si lo entiendes, pero cierra los ojos, y piensa en mi.

15.4.12

El poder de la palabra ~

Antes de hablar, escucha
Antes de escribir, piensa
Antes de herir, siente
Antes de odiar, ama
Antes de rendirte,inténtalo
Antes de morir, vive.

Amor sin fin ~

¿Quién dice que mi amor por él, de lo grande que es, no sea capaz de dividir el mar o de despertarme con un beso tras morir envenenada por culpa de una manzana? No me creo Moises, ni tampoco Blancanieves, pero si me creo la chica mas enamorada y afortunada del mundo, capaz de hacer todo lo posible por él. A cambio, no le pido nada por lo que me hace sentir, solo que él, mi príncipe, permanezca a mi lado.

14.4.12

Miedo a decir

En el fondo hay cosas que nunca llegarás a decir por miedo. En realidad todos somos un poco cobardes cuando se trata de decir algo que nos importa demasiado. Que las cosas que importan de verdad, son las que se dicen con una mirada, con un gesto, con una sonrisa... Hasta hay veces que sin tener lo que quieres, te da miedo perderlo. Pero no vale la pena forzar las cosas, todo ocurre cuando menos te lo esperas, como por arte de magia, para bien o para mal, te das cuenta de que nada depende de tí, que también depende de otros, eso hace que la vida sea tan curiosa. Que las cosas no tienen valor por sí solas, serán importantes en la medida que tú las des importancia.